Los diversos tatuajes de la realidad




por Silvio Huberman*

 

 

La realidad bajo la mirada del periodista y escritor Silvio Huberman.

 

Un grupo de millonarios, la mayoría con residencia temporaria en Europa, celebró en los vestuarios el triunfo futbolístico de Argentina ante Ecuador con cánticos agresivos contra la prensa y los periodistas. En las tribunas, “barrasbravas” y público habían alentado a un equipo que logró penosamente la clasificación para el Campeonato Mundial de Fútbol que se jugará en Rusia el año que viene.
Ambos hechos, más allá de resultar meramente anecdóticos, dibujan una interesante postal de la Argentina 2017 y se expresa como metáfora de otros ámbitos.

En paralelo, muy por debajo de esa animosidad, languidece la campaña electoral que el 22 de octubre consagrará nuevos senadores, diputados, legisladores provinciales y ediles. Como ya ocurrió con las PASO, el foco principal ilumina el conurbano bonaerense para determinar si se mantendrán o no los 20.000 votos de diferencia que le otorgaron supremacía a Cristina Fernández de Kirchner sobre Esteban Bullrich en la candidatura a senador nacional por la provincia de Buenos Aires. El quid que se develará el domingo electoral se asienta especialmente en la primera y en la tercera sección electoral.
Pero la vida tiene muchas dimensiones. Una de ellas, de carácter judicial, convoca por estos días a los principales actores del último gobierno. La opinión pública ya se ha familiarizado con investigaciones, imputaciones, declaraciones indagatorias, juicios orales y encarcelamientos. Las noticias policiales y judiciales ocupan lugares de gran expectativa en los medios y entre los periodistas. ¿Cantarán los inculpados lo mismo que entonaron los afortunados jugadores de fútbol en el vestuario ecuatoriano? Sea como fuere, deberían incluir en sus imprecaciones a jueces, fiscales y tribunales de las diferentes instancias que recorren todas y cada una de las causas que analizan la conducta eventualmente delictiva de un crecido número de funcionarios de la anterior administración.
Atentos observadores del panorama judicial explican que la aceleración de los juicios puede ser interpretada como un termómetro anticipado de los resultados de la compulsa comicial. Desprestigiadas las encuestas, cabe observar otros detalles para intuir qué resultado arrojarán las elecciones. Convertidos en arúspices y sin recurrir al vuelo o al graznido de las aves, muchas de esas observaciones indican que el gobierno de Mauricio Macri se encamina a lograr un triunfo a partir del cual pueda lanzar la segunda etapa de su gobierno.

 
Por de pronto, el cinturón de la producción primaria, “el campo”, parecería asegurar esa aspiración. Más allá de la Capital Federal, donde se aguarda un rotundo éxito de Elisa Carrió por más del 50% de los votos, las provincias de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Santa Fe, Entre Ríos y Mendoza serían la base esencial para ese relanzamiento. Se agregarían Corrientes, donde CAMBIEMOS viene de consagrar nuevo gobernador radical, Jujuy, y tal vez La Rioja, San Luis, Río Negro y Santa Cruz que se podrían agregar a la nómina de distritos que se pintarían de amarillo en el mapa político del lunes 23.
Ese día se abrirá la temporada de los reacomodamientos. La Unión Cívica Radical, con algunas cuentas pendientes en el interior de la coincidencia gobernante, deberá elegir a su nueva conducción. El Partido Justicialista también deberá darse nuevas autoridades y decidir qué hace con Cristina Fernández y el kirchnerismo. Massa deberá pensar si se mantiene en su Movimiento Renovador o si sus aguas vuelven a tributar en el océano peronista. En ese caso, su aliada Margarita Stolbizer también deberá pensar su futuro fuera de las cámaras del Congreso. Algunos dicen que deberá estar atenta a la suerte que corra la procuradora Gills Carbó porque tal vez ése sea el despacho de sus próximos desvelos por la tan ansiada transparencia pública.
No escaparán a esos reacomodamientos los “barones” supérstites del Conurbano y algunos caciques feudales que gobiernan provincias argentinas.
Pero al fin de cuentas, todo está ahora supeditado a las sumas y las restas de los votos. Como en el ajedrez, la República ingresa al juego medio en el que alfiles comen peones, caballos y torres circulan por el tablero buscando mejores posiciones. Al final solo quedarán pocas piezas, serán las que definirán la partida. Usualmente gana quien da jaque mate o pierde el que abandona. Cuando el equilibrio no se altera, el juego termina tablas.

 

*Silvio Huberman es periodista y escritor, autor entre otros libros de «Los pasajeros del Weser».